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Palabras mas, palabras menos

Viajes en el tiempo y la historia del barniz sobre la tempera

América Latina no ha salido de la maquina del tiempo en la que fue introducida. Hace unos cuantos siglos, cuando europeos vinieron a realizar su utopía encontraron un continente “atrasado” (para ellos) y se propusieron embarcar ese continente en un viaje a través del tiempo directo al “futuro” (de nuevo, al de ellos). Así, arrasaron, mataron, denigraron, en resumen: culturizaron a América Latina.
Nunca supieron los latinoamericanos como era estaba organizado “su territorio” (¿El de ellos?), Pues no habían visto las instituciones florecer, solo se les entrego una flor seca en forma de colonia.
Pero la historia no debía terminar allí, pues desde ese momento ocurrieron sucesos que obligaron o persuadieron (dependiendo de donde se mire) a las gentes de estas tierras a acoger una cultura si es que pretendían salir del salvajismo.
El problema es que solo eran salvajes porque Europa lo decía. De esta manera, aquel vocablo ajeno se fue adoptando, pero nunca fue entendido. Esto debido a que, se entienden las palabras mediante un proceso, y se debe recordar que como los viajes en el tiempo no los permiten, la imitación se convirtió en la herramienta para adelantarse.
Parece que esta copiona practica se fue convirtiendo en una sombra que cubría las mentes de Latinoamérica. Es decir, la cultura latinoamericana no dejó de existir, solo cambiaba de color al desconocer el propio.
Ahora, es bueno recordar que para identificar un color es necesario oponerlo a otro, y esto es apenas natural. Lo particular con el cambio de color de Latinoamérica es que el propio fue desconocido y juzgado por quienes la pintaron encima. Volvemos a la maquina del tiempo. Ahora Latinoamérica no es el continente adelantado por el viaje, ahora es el atrasado pues no fue sacado de aquella maquina llamada colonización y por lo tanto, sus bases culturales se están destemporizando de sus practicas imitadoras de la actualidad Europea: América Latina busca pintarse de Europa aunque sus ojos desconocen ese color.
Ahora es bueno preguntarse de que forma se puede ver el color europeo. Solo si se pinta a Europa de América Latina y este ve su color en contraste con el de aquel, entenderá que pintar encima es mezclar temperas con barnices y que las manchas dan vida a un continente monocromo.

Solo cuando el pensamiento Latinoamericano manche a Europa (y sus imitadores) se hará factible el mancharse de Europa para así, ir construyendo la gran pintura llamada Humanidad.

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